Suzanne Ryan es una madre de 31 años que vive en San Francisco, California. Su caso ha sido comentado por el periódico británico The Sun ya que la mujer logró bajar de peso de forma considerable… pero sin dejar de comer algunas comidas que cualquiera consideraría prohibidas en una dieta para adelgazar.
Mientras lidiaba con el divorcio de sus padres, Ryan comenzó a engordar y llegó a pesar 127 kilos. Consciente de su estado y buscando sentirse más enérgica, hizo distintas dietas, pero no obtenía buenos resultados. Incluso, cuando estaba por darse por vencida, consideró hacerse un bypass gástrico.
Antes de tomar la decisión de operarse, Suzanne hizo un último intento, probando una dieta cetogénica: redujo sustancialmente la cantidad de carbohidratos que consumía, todos los alimentos con azúcar (incluyendo refrescos y tortas) e incorporó más carne y vegetales a su dieta. De esta manera y sin cirugía alguna, logró bajar unos 38 kilos en diez meses y comenzó a sentirse con más energía.
Pero lo llamativo es que, si bien cambió su dieta, siguió comiendo algunas cosas realmente grasosas: “Lo más maravilloso es que no te estás privando de comida. Como carne con grasa, lácteos, mantequilla, queso y panceta“, declaró a The Sun.
No caben dudas que su cambio ha sido notable y Suzanne se ha encargado de mostrarlo en su cuenta de Instagram.
Su nuevo estilo de vida más saludable no ha quedado solo en la anécdota. Suzanne ha motivado a su esposo a hacer lo mismo y ha conseguido que baje unos 30 kilos en ocho meses. Además, Ryan ha contado su experiencia en su sitio Keto Karma, donde comparte el proceso de adelgazamiento y recetas saludables para inspirar a más gente a seguir sus pasos.
(Vale aclarar que en este tipo de dieta, donde se elimina por completo cierto grupo de alimentos, se recomienda la supervisión médica.)
