Modern Love: El éxtasis de las primeras citas.

A las 6.30 a. m., estaba secándome el cabello y preparándome para ir al trabajo, todo mientras empezaba a aceptar el fin de mi relación de dos semanas. La gota que derramó el vaso fue un mensaje de texto con una frase vagamente sensual que le había enviado a la diez de la noche del día anterior, y aún no había recibido respuesta alguna.

La mañana se había convertido en una travesía turbulenta a través de las etapas del duelo.

Número uno: la negación. Era completamente posible que no hubiese visto el mensaje. Pudo haber estado en un sueño profundo. Se le pudo haber caído el celular al inodoro. ¡Puede estar muerto!

Igual no era alguien que solía mandar muchos mensajes de texto, así que su falta de respuesta no podía atribuirse a mi extraño mensaje. Seguramente, para ese tipo de personas, era normal leer el mensaje y no responderlo. Lo leen, les parece encantador (o no), pero no creen que requiera una respuesta. Algo totalmente normal.

Y además, ¿el mensaje de verdad estaba tan raro? Si sales con alguien y hay un poco de acción en una banca escondida en un parque público, ¿no es normal enviarle un mensaje con algo vagamente sexual unos cuantos días después?

Abrí mis mensajes para recordar qué le había enviado exactamente. Ahí estaba, a las 10:02 p.m.: “No dejo de pensar en lo que a partir de hoy llamaré “la hora de la banca”.

Sí, yo se, fue un poco confuso. Estaba a punto de acabarme la tercera copa de vino y pensé que era un mensaje coqueto, pero el resultado fue un tanto indescifrable. Ni siquiera quedó claro si disfruté de la “banca”. ¿Era posible que él pensara que quedé traumatizada? ¿Pensaba que yo lo estaba acusando de algo?

No, eso es una ridiculez. Lo más probable es que haya visto mi mensaje, haya sonreído, y tal vez un poco excitado, se haya ido a dormir, soñando conmigo.

Pero de todos modos, ¿no es un poco grosero recibir un mensaje de la mujer con la que has estado saliendo por dos semanas y ni siquiera decir que sí lo recibiste? ¿Qué tan difícil es mandar una carita sonrojada o una respuesta de cuatro palabras? Ni siquiera tenía que ser recíproco con la insinuación sexual (aunque se lo habría agradecido). Pudo decir, simplemente, “Qué bien”.

(Me retracto. “Qué bien” habría sido mucho peor. Si me hubiera respondido con un “Qué bien”, me habría tirado al mar).

No me importaba si él era de esos hombres que no les gusta enviar mensajes de texto… ¿y, además, eso qué significa en estos días? Si eres alguien de veintitantos años que vive y trabaja en una ciudad, es casi imposible ser tu amigo si no quieres responder a tus mensajes de texto. Para que haya una amistad en el 2015, las personas necesitan saber que pueden enviar un “uy, me encantan los ostras” a las 2:15 p.m., un viernes, y recibir una respuesta a las 2:30.

Claro, no pasaría nada si nunca respondiera un mensaje que dijera “uy, me encantan las otras”, un viernes por la tarde. Pero ése era mi primer coqueteo en mensaje de texto después de nuestro primer encuentro físico. Al no responder, básicamente le estaba gritando al universo, “Eres demasiado sexual, demasiado atrevida y no me atraes en lo más mínimo”.

Pero honestamente, si se habia ofendido, la verdad no quería seguir saliendo con él. No puedes darte besos apasionados y después ofenderte cuando la mujer te envía un mensaje vagamente (¡vagamente!) sensual.

Tal vez si no miraba mi celular durante los siguientes cinco minutos, él me respondería. Sí, eso era lo que tenía que hacer. Iba a secar mi cabello, como una mujer independiente, segura y normal. Pensaría en el trabajo y mis amigos, y decidiría si debía hacer una cita en el… ¿Nada?

Puse mi celular bocabajo después de silenciarlo. Ahora no podría ver si me había respondido y podía empezar a vivir mi vida. Era soltera, estaba empoderada y estaba lista para lo que fuera.

Dos minutos después, aún no había respondido.

Empecé a repasar nuestra cita en el Jardín Botánico de Chicago, y en verdad pensé que había salido bien. Cuando nos despedimos en la plataforma del metro, estaba segura de que saldríamos otra vez. Era muy pronto como para sentirme tan segura, sí, pero embriagada con la felicidad de nuestras horas juntos ya había fantaseado que así estaríamos por meses, caminando de la mano por las calles de Chicago. Me imaginé que yo de verdad le gustaba.

Pero al examinar mi apartamento, la toalla sobre la cama y una lámpara de Walmart que compré en la universidad en la esquina, empecé a reconsiderarlo. Soy desordenada, floja y selectivamente amable. Otras mujeres tienen sábanas blancas que de verdad están limpias y tazoncitos llenos de rocas decorativas. Otras mujeres cuidan orquídeas. Otras hacen yoga.

Me dije que eso no era cierto y que todas las mujeres tenemos defectos, pero dudé que los defectos de otras fueran tan malos como los míos.

Pasé la secadora por el otro lado de mi cabeza; respiré profundo unas cuantas veces. ¿Y si había visto mis defectos y no me había respondido por eso? ¿Y si no le gusté? Traté de ir más allá de mi reacción inmediata (“Si no le gusto, no le gusto a nadie, y soy desagradable”) e intenté pensarlo muy bien.

Tal vez vio mi verdadero yo y decidió que no era para él. Hay muchas cosas que no son para mí: correr, las películas de acción, tener un perro. Ninguna de esas cosas son malas sólo porque no me gustan.

Y si yo no le había gustado, ¿por qué querría yo estar con él? Quería una relación con alguien que pensara que soy maravillosa. Desordenada, quizá. Con tendencia a dejar las toallas sobre la cama, eso sí. Mala con el dinero, definitivamente. Pero maravillosa.

Tal vez, al no responder, me había dado el regalo de tener el resto de mi vida para mí.

Solté la secadora y vi qué hora era: 7:15. Afuera, la brisa levantaba las hojas del suelo y el tráfico empezaba a empeorar.

Sólo tenemos una vida, y no hay tiempo para desperdiciar con las personas que no fueron la mejor elección.

Y entonces, de repente, me respondió.

 

Fuente: http://www.nytimes.com/2015/11/22/universal/es/modern-love-el-extasis-de-la-primera-cita-y-la-agonia-de-un-texto-sin-respuesta.html?rref=collection%2Fcolumn%2Fnyt-america&action=click&contentCollection=undefined®ion=stream&module=stream_unit&version=latest&contentPlacement=3&pgtype=collection&_r=0

Comentarios de Facebook

Comentarios