EE.UU. reduce las condenas a muerte a su nivel más bajo en 40 años

En 2015 han sido sentenciadas a la pena máxima 49 personas; mientras que han sido ejecutadas 28, situándose en la cifra más baja desde 1991.

El número de personas ejecutadas en EE.UU. en 2015 ha sido el más bajo de los últimos 24 años, según el recien publicado estudio Death Penalty Information Center (DPIC . La cifra ha sido de 28 personas, muy lejos de las 98 que sufrieron la pena capital en 1999, la mayor desde 1976. Al menos 70 presos condenados a muerte con fechas de ejecución en 2015 fueron indultados o recibieron una conmutación de su pena.

También ha descendido notablemente el número de condenas a muerte dictadas este año, hasta mediados de este mes han sido 49, lo que supone un 33% menos que en el año anterior (73), y la cifra más baja en los últimos 40 años. (El pico de sentencias capitales se produjo en 1996, año en el que alcanzaron las 315).

Esta tendencia a la baja es el reflejo del cada vez mayor rechazo de los estadounidenses hacia la aplicación de esta pena, que ha quedado demostrado con su abolición por parte de estados como el de Nebraska; la declaración de inconstitucionalidad de Connecticut o la decisión de Pennsylvania de imponer una moratoria en las ejecuciones. Aún así, una treintenta de los cincuenta estados la mantienen en vigor.

Disminución constante
«Las condenas a muerte han ido disminuyendo de manera constante en los EE.UU. en los últimos 15 años. El país ha impuesto un menor número de sentencias de muerte en los últimos diez años que en la década justo antes de que la Corte Suprema de Estados Unidos declarara inconstitucional la pena de muerte en 1972», indica el informe.

«El uso de la pena de muerte es cada vez más raro y cada vez más aislado en los Estados Unidos. Estos no son simplemente repuntes anuales en las estadísticas, sino que reflejan un cambio amplio en las actitudes acerca de la pena de muerte en todo el país», explica Robert Dunham, director ejecutivo del DPIC y autor del informe en un comunicado. Según las encuestas realizadas este año entre la población estadounidense, entre el 56 y el 61% apoya la pena de muerte, lo que supone veinte puntos menos que en las décadas de los 80 y 90.

El resultado, que por primera vez «en una generación» hay menos de 3.000 personas en el corredor de la muerte. A esto ha contribuido el hecho de que algunos estados han decido aplazar las sentencias por la falta de sustancias para llevarlas a cabo, o por problemas en los protocolos. El informe menciona también que seis personas más que el año anterior han sido exoneradas del castigo capital.

El informe indica que el 86% de las ejecuciones de este año se concentran en sólo tres estados: Texas (13), Missouri (6) y Georgia (5), de tendencia mucho más conservadora.

Afroamericanos y latinos
A pesar de lo positivo de estas cifras, el informe arroja dos datos muy negativos: el 60% de las personas ejecutadas este año eran afroamericanos o latinos, y solo 6 de los 28 ajusticiados estaban involucrados en crímenes en que las víctimas eran negros, lo que resulta llamativo si se tiene que en cuenta que casi la mitad de las muertos de manera violenta en EE.UU. son afroamericanos. Un dato que demuestra cierta discriminación en las sentencias. Según el informe el 29% de las ejecuciones están relacionadas con asesinatos interraciales en el que al menos una de las víctimas es blanca.

Otro aspecto muy cuestionable es que dos tercios de los 28 ejecutados eran personas que sufrían problemas mentales o tenían algún trastorno consecuencia de traumas o abusos externos.

 

Fuente:El número de personas ejecutadas en EE.UU. en 2015 ha sido el más bajo de los últimos 24 años, según el recien publicado estudio Death Penalty Information Center (DPIC . La cifra ha sido de 28 personas, muy lejos de las 98 que sufrieron la pena capital en 1999, la mayor desde 1976. Al menos 70 presos condenados a muerte con fechas de ejecución en 2015 fueron indultados o recibieron una conmutación de su pena. También ha descendido notablemente el número de condenas a muerte dictadas este año, hasta mediados de este mes han sido 49, lo que supone un 33% menos que en el año anterior (73), y la cifra más baja en los últimos 40 años. (El pico de sentencias capitales se produjo en 1996, año en el que alcanzaron las 315). Esta tendencia a la baja es el reflejo del cada vez mayor rechazo de los estadounidenses hacia la aplicación de esta pena, que ha quedado demostrado con su abolición por parte de estados como el de Nebraska; la declaración de inconstitucionalidad de Connecticut o la decisión de Pennsylvania de imponer una moratoria en las ejecuciones. Aún así, una treintenta de los cincuenta estados la mantienen en vigor. Disminución constante «Las condenas a muerte han ido disminuyendo de manera constante en los EE.UU. en los últimos 15 años. El país ha impuesto un menor número de sentencias de muerte en los últimos diez años que en la década justo antes de que la Corte Suprema de Estados Unidos declarara inconstitucional la pena de muerte en 1972», indica el informe. «El uso de la pena de muerte es cada vez más raro y cada vez más aislado en los Estados Unidos. Estos no son simplemente repuntes anuales en las estadísticas, sino que reflejan un cambio amplio en las actitudes acerca de la pena de muerte en todo el país», explica Robert Dunham, director ejecutivo del DPIC y autor del informe en un comunicado. Según las encuestas realizadas este año entre la población estadounidense, entre el 56 y el 61% apoya la pena de muerte, lo que supone veinte puntos menos que en las décadas de los 80 y 90. El resultado, que por primera vez «en una generación» hay menos de 3.000 personas en el corredor de la muerte. A esto ha contribuido el hecho de que algunos estados han decido aplazar las sentencias por la falta de sustancias para llevarlas a cabo, o por problemas en los protocolos. El informe menciona también que seis personas más que el año anterior han sido exoneradas del castigo capital. El informe indica que el 86% de las ejecuciones de este año se concentran en sólo tres estados: Texas (13), Missouri (6) y Georgia (5), de tendencia mucho más conservadora. Afroamericanos y latinos A pesar de lo positivo de estas cifras, el informe arroja dos datos muy negativos: el 60% de las personas ejecutadas este año eran afroamericanos o latinos, y solo 6 de los 28 ajusticiados estaban involucrados en crímenes en que las víctimas eran negros, lo que resulta llamativo si se tiene que en cuenta que casi la mitad de las muertos de manera violenta en EE.UU. son afroamericanos. Un dato que demuestra cierta discriminación en las sentencias. Según el informe el 29% de las ejecuciones están relacionadas con asesinatos interraciales en el que al menos una de las víctimas es blanca. Otro aspecto muy cuestionable es que dos tercios de los 28 ejecutados eran personas que sufrían problemas mentales o tenían algún trastorno consecuencia de traumas o abusos externos.

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