Crece la venta de electrónicos y electrodomésticos

Crecieron 13% en unidades y 21% en facturación en el primer cuatrimestre respecto de 2016.

cuatro meses de su debut, el programa Precios Transparentes -ideado por el Gobierno para explicitar el costo de financiación con el objetivo de abaratar las compras al contado- influyó poco en las ventas y los precios de electrodomésticos y productos electrónicos, el mercado donde se esperaban los mayores cambios. Así y todo, las cifras del primer cuatrimestre del año son positivas.

Según la consultora GFK, en el primer cuatrimestre de 2017 las ventas de electrodomésticos y electrónicos crecieron, en total, 13% en unidades y 21% en facturación, mientras que los precios de venta al público subieron 7% en promedio en comparación con el primer cuatrimestre de 2016. Los números no mostraron una reacción significativa tras la puesta en marcha de Precios Transparentes, el 1° de febrero.

«No hubo impacto fuerte ni en las ventas ni en los precios; no pasó nada. El mercado creció porque el primer tramo del año pasado había sido muy malo -explica Juan Ferlaino, directivo de GFK-. Habría que ver con las cadenas a qué productos les bajaron el precio de contado y buscar el efecto no por segmento, sino por modelo, porque no todos entraron en el plan. Por eso en el total no se vio mucho movimiento.»

En el informe de GFK se ve que, por ejemplo, en el primer cuatrimestre las ventas en unidades de la línea marrón (TV y reproductores de DVD) subieron 9,14% y las de la línea blanca (heladeras, cocinas, lavarropas), 8,52%. En cuanto a los precios, las subas interanuales fueron generalizadas, con un pico de 18,8% en equipos de aire acondicionado. La excepción fue fotografía, con una baja de 12,9%.

El impacto de Precios Transparentes fue muy tibio: las ventas totales en unidades cayeron 0,46% entre febrero y marzo y subieron 9,66% entre marzo y abril. Los precios subieron 2,6% entre febrero y marzo y cayeron 1% de marzo a abril por cuestiones estacionales.

«La medida estaba bien pensada, pero hay sectores que la entendieron diferente. En retail [cadenas minoristas] todos entendieron; los supermercados, en cambio, dijeron que les caían las ventas y llamaron al Gobierno para quejarse», dice Julián Ballarino, de Frávega. Según él, «hoy tenés dos precios: el precio producto y el precio financiado. La gente pregunta cuánto salen el producto, la oferta y la financiación, y ahí te dice que ya no quiere cuotas. Hay una tendencia fuerte a irse a plazos cortos o al contado; el consumidor no convalida el precio de la financiación, que en los pequeños montos directamente desapareció. Empezó una competencia por la oferta, con una caída del 8 o 9% en promedio en los precios de contado».

«Precios Transparentes fue demoledor en las ventas de electro y bienes durables -lamenta Juan Vasco Martínez, director de la Asociación de Supermercados Unidos-. Hubo caídas espectaculares en volumen, del 20 al 30% interanual, y está costando la recuperación. También incidieron otros factores, pero hubo un golpe psicológico y se está recuperando con cuentagotas. La gente entendió que ya no había más cuotas, que se habían terminado. Siendo una medida bienintencionada, la comunicación del costo financiero se implementó de forma demasiado abrupta. Luego la Secretaría de Comercio tuvo que cambiar la resolución.»

En el Gobierno admiten que una cosa es la teoría y otra la práctica. Pero no se arrepienten. «Precios Transparentes responde a la vocación de decir la verdad, algo que ya hicimos con el Indec y que también queremos para las empresas», afirma Miguel Braun, secretario de Comercio. Y admite que «hubo algunos problemas de implementación, que luego se corrigieron», aunque considera que «el programa sirvió para la normalización del financiamiento al consumo».

En off the record, fuentes del Ministerio de Producción celebran que, si bien Precios Transparentes no ha sido demasiado efectivo para impulsar las ventas o bajar los precios, cumplió «dos objetivos»: lograr el compromiso de los bancos de vender Prisma (emisora de Visa, que domina el 65% del mercado de pagos con tarjetas) y la regulación, con topes máximos fijados por el BCRA, de la comisión que los bancos emisores de tarjetas de crédito y débito cobran a los comercios por cada transacción. «Con las 12 cuotas sin interés, cuyo costo en realidad estaba oculto en el precio total financiado, el consumo estaba sesgado hacia el financiamiento», dicen.

Reconocen además haber sido demasiado optimistas y que si bien «algunos precios bajaron», lo hicieron menos de lo que esperaban. «Prisma no colaboró con los comercios chicos; debería haberlos ayudado a calcular el costo financiero total de los productos. Lo cierto es que unos 10.000 comercios chicos dejaron de dar cuotas.»

Fuentes de Prisma rechazan las acusaciones. «El sistema de cuotas está direccionado en beneficio de todo el mercado, comerciantes, usuarios y emisores, para facilitar el consumo, especialmente de bienes durables. Los planes Ahora 12, Ahora 18, 3 y 6 demuestran que los comercios valoran las ventas financiadas», explican. Y niegan falta de colaboración: «Desde Visa comunicamos todo lo que estaba a nuestro alcance para que los comercios pudieran cumplir la norma. Pero como cada comercio define sus precios, no sabemos cuál es el costo financiero que cada uno carga».

En el Gobierno ahora prevén que, con las correcciones del plan, por ejemplo permitiendo al comercio que quiera promocionar cuotas sin interés, la demanda repunte en lo que resta del año.

Fuente: La Nación

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